La marcha atlética se práctica por primera vez de forma documentada en Inglaterra en el siglo XVIII, donde se hicieron populares la disputa de pruebas con apuestas. Durante el siglo XIX su popularidad fue incrementándose hasta llamar la atención del resto de Europa, de tal forma que en Italia, Francia, Alemania y Suecia se organizaron marchas populares multitudinarias. Posteriormente cruzó el Océano Atlántico para darse a conocer en Estados Unidos y muy especialmente en México.
Fue incluida por primera vez en el programa de los Juegos Olímpicos en los correspondientes a la IV Olimpiada, celebrada en Londres en 1908, si bien la categoría femenina tuvo que esperar hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
La marcha, a pesar de ser una de las primeras especialidades que se comenzaron a practicar, es la gran desconocida de las pruebas del atletismo, pero aun así es muy popular en algunos países donde existe una gran tradición como pueden ser España, Italia, China, Japón, México, Rusia y algunos países de la antigua Unión Soviética. La aparición de grandes figuras mundiales en algunos países por generación espontánea hace que se popularice cada más vez en países como Polonia, Ecuador, Túnez.
Fue incluida por primera vez en el programa de los Juegos Olímpicos en los correspondientes a la IV Olimpiada, celebrada en Londres en 1908, si bien la categoría femenina tuvo que esperar hasta los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
La marcha, a pesar de ser una de las primeras especialidades que se comenzaron a practicar, es la gran desconocida de las pruebas del atletismo, pero aun así es muy popular en algunos países donde existe una gran tradición como pueden ser España, Italia, China, Japón, México, Rusia y algunos países de la antigua Unión Soviética. La aparición de grandes figuras mundiales en algunos países por generación espontánea hace que se popularice cada más vez en países como Polonia, Ecuador, Túnez.
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